Tan avaro es el que huye con el botín como el impávido de piedra que lo observa parece que se conjugaran en sus planes divinos. Se siente como un golpe seco y de frente reflejo agónico del miedo infaltable cofre de los tesoros usurpados. El protagonista antagónico de nuestra novela hada madrina con pezuñas de lobo espejo reproductor del ego. Morder con avaricia es perpetuar el apego dejar solo las cáscaras en el frutero desconfiar de la abundancia divina. Atesorar objetos y quereres pensar que la zapatilla de cristal es única un miedo soterrado de carencias.
Páramo de Chingaza - Bogotá Colombia
Autor: Liliana González Reyes
Comunicadora Social / Empírica en Marketing / Escritora a ratos
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